El secreto de amar a Dios con todo tu ser

¿Hay algo demasiado difícil para el Señor?

¿Alguna vez has sentido que tus sueños son imposibles de alcanzar? ¿Que por más que imagines y desees algo, hay una barrera que te impide manifestarlo? ¿Que hay situaciones que escapan a tu control y que te hacen dudar de tu poder creador?

Si es así, quiero que recuerdes esta historia del Antiguo Testamento, donde el pueblo de Israel se encontraba en el desierto, después de haber salido de Egipto. Estaban cansados de comer el maná que Dios les proveía cada día, y empezaron a añorar la carne, el pescado, los pepinos, los melones y las cebollas que comían en Egipto. Se quejaron ante Moisés, diciendo: “¿Quién nos dará carne para comer? ¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto!”

Moisés se sintió abrumado por la responsabilidad de cuidar a tanta gente, y le dijo a Dios: “¿De dónde sacaré carne para darle a todo este pueblo? ¿Acaso soy yo el padre de ellos, o la madre, para que me pidas que los alimente? Si vas a tratarme así, más vale que me mates ahora mismo”.

Dios le respondió: “Reúne a setenta ancianos de Israel, y llévalos a la Tienda del Encuentro. Allí haré descender parte del espíritu que está sobre ti, y lo pondré sobre ellos. Así te ayudarán a llevar la carga del pueblo. Y al pueblo le dirás: ‘Santifíquense para mañana, porque comerán carne. Ya que han llorado ante el Señor, diciendo: “¿Quién nos dará carne para comer? ¡Estábamos mejor en Egipto!” Pues bien, el Señor les dará carne, y comerán. No comerán un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte días, sino un mes entero, hasta que les salga carne por las narices, y les cause asco. Porque han menospreciado al Señor que está en medio de ustedes’”.

Moisés le dijo: “Aquí estoy yo con seiscientos mil hombres a pie, y tú dices: ‘Les daré carne, y comerán un mes entero’. ¿Se matarán para ellos todas las ovejas y los bueyes? ¿O se pescarán todos los peces del mar? ¿Será suficiente?”

Y el Señor le dijo: “¿Acaso se ha acortado la mano del Señor? Ahora verás si se cumple o no mi palabra”.

¿Qué podemos aprender de esta historia? Primero, que Dios es capaz de hacer cualquier cosa que se proponga. No hay nada demasiado difícil para él. Su mano no se ha acortado. Su poder no tiene límites. Él puede crear de la nada, o multiplicar lo que ya existe. Él puede traer carne al desierto, o agua a la roca. Él puede abrir el mar, o detener el sol. Él puede hacer lo que sea necesario para cumplir su palabra.

Segundo, que nosotros somos los hijos de Dios, y tenemos el mismo poder creador que él. Somos su imagen y semejanza. Su espíritu está sobre nosotros. Su palabra está en nuestra boca. Podemos imaginar y desear lo que queramos, y verlo hecho realidad en nuestro mundo. No hay nada imposible para nosotros.

Tercero, que debemos cuidar nuestra actitud y nuestra fe. No debemos quejarnos ni dudar de nuestro poder. No debemos añorar el pasado ni temer el futuro. No debemos menospreciar al Señor que está en medio de nosotros. Debemos santificarnos y prepararnos para recibir lo que hemos pedido. Debemos agradecer y alabar al Señor por sus maravillas. Debemos confiar en su palabra y en su fidelidad.

Así que te invito a recordar esta historia cada vez que sientas que tus sueños son imposibles de alcanzar. Recuerda que hay alguien que te dice: “¿Acaso se ha acortado la mano del Señor? Ahora verás si se cumple o no mi palabra”. Recuerda que tú eres el Señor encarnado en tu ser. Recuerda que tu imaginación es el poder de Dios en acción. Recuerda que no hay nada demasiado difícil para ti.

Comentarios