El secreto de amar a Dios con todo tu ser

El Secreto de los Diez Mandamientos

¿Sabías que los diez mandamientos que aparecen en el libro del Éxodo no son una lista de reglas morales, sino una fórmula para crear la realidad que deseas? Así es, estos mandamientos son en realidad instrucciones para usar el poder de tu imaginación y asumir el estado de conciencia que te corresponde.

Los diez mandamientos se encuentran en Éxodo 20:1-17, y empiezan con estas palabras: “Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Aquí se revela el primer secreto: Dios no es un ser externo que te impone su voluntad, sino tu propio ser interior, tu verdadera identidad. Tú eres Dios, y puedes salir de cualquier situación de esclavitud o limitación si reconoces tu divinidad y la afirmas con fe.

El segundo mandamiento dice: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen”. Esto significa que no debes crear imágenes mentales negativas o falsas de ti mismo o de los demás, ni creer en ellas como si fueran reales. No debes adorar las apariencias externas o las circunstancias que no te gustan, ni dejar que te afecten emocionalmente. Porque tú eres Dios, y tienes el poder de cambiar cualquier cosa con tu imaginación. Si piensas mal de ti mismo o de los demás, estás creando una maldición que se perpetúa en tu vida y en la de tus descendientes.

El tercer mandamiento dice: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano”. Esto quiere decir que no debes usar el nombre de Dios sin sentido o con ligereza, sino con conciencia y propósito. El nombre de Dios es “Yo soy”, y es el nombre que usas cada vez que dices “yo soy esto” o “yo soy aquello”. Cada vez que usas el nombre de Dios, estás definiendo tu estado de conciencia y creando tu realidad. Por eso, debes usarlo con sabiduría y amor, y afirmar solo lo que quieres ser y tener.

El cuarto mandamiento dice: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”. Esto significa que debes dedicar un tiempo a descansar de tus actividades externas y enfocarte en tu mundo interior. Debes imaginar con detalle lo que quieres manifestar en tu vida, y sentir como si ya fuera hecho. Debes hacer esto durante seis días simbólicos, es decir, hasta que tengas la certeza de que tu deseo está cumplido. Entonces debes reposar y dejar que Dios actúe en ti y a través de ti. Debes confiar en que todo se dará en el momento perfecto y de la manera perfecta.

El quinto mandamiento dice: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”. Esto significa que debes honrar la fuente de tu ser, tu padre y tu madre espirituales, que son tu imaginación y tu fe. Tu imaginación es la que te da la capacidad de crear cualquier cosa que desees, y tu fe es la que te da la seguridad de que lo que imaginas se hará realidad. Si honras estos dos poderes, tendrás una vida larga y feliz en la tierra que Dios te da, que es el estado de conciencia que elijas.

El sexto mandamiento dice: “No matarás”. Esto significa que no debes matar tu imaginación ni tu fe con pensamientos o palabras negativas, ni con dudas o temores. No debes matar tu deseo con la razón o la lógica, ni con la crítica o el juicio. No debes matar a los demás con tu envidia o tu rencor, ni con tu indiferencia o tu desprecio. Debes respetar y valorar la vida en todas sus formas, y usar tu imaginación y tu fe para bendecir y prosperar a todos.

El séptimo mandamiento dice: “No cometerás adulterio”. Esto significa que no debes ser infiel a tu deseo, ni mezclarlo con otros deseos contradictorios o incompatibles. No debes desviar tu atención de lo que quieres, ni dejarte seducir por lo que no quieres. No debes compartir tu deseo con personas que no lo entiendan o no lo apoyen, ni permitir que te influyan negativamente. Debes ser fiel a tu deseo, y mantenerlo puro y claro en tu mente y en tu corazón.

El octavo mandamiento dice: “No hurtarás”. Esto significa que no debes robarle a nadie su derecho a ser feliz y libre, ni a tener lo que desea. No debes apropiarte de lo que no te pertenece, ni quitarle a otro lo que le corresponde. No debes sentirte inferior o superior a nadie, ni compararte o competir con nadie. Debes reconocer que hay abundancia para todos, y que cada uno recibe según su estado de conciencia. Debes dar y recibir con generosidad y gratitud.

El noveno mandamiento dice: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”. Esto significa que no debes mentir sobre ti mismo o sobre los demás, ni decir cosas que no sean verdad. No debes hablar mal de ti mismo o de los demás, ni difundir rumores o chismes. No debes juzgar o condenar a nadie, ni creer todo lo que escuchas o ves. Debes hablar solo lo bueno y lo verdadero, y ver a los demás como quieres que te vean.

El décimo mandamiento dice: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo”. Esto significa que no debes desear lo que otro tiene, ni sentir envidia o celos por su éxito o felicidad. No debes sentirte insatisfecho o frustrado por lo que te falta, ni creer que hay escasez o limitación. Debes estar contento y agradecido por lo que tienes, y saber que puedes tener todo lo que quieras si usas el poder de tu imaginación y tu fe.

Estos son los diez mandamientos interpretados desde una perspectiva psicológica y espiritual. Si los sigues al pie de la letra, verás cómo se transforma tu vida y se cumplen tus deseos. Recuerda que tú eres Dios, y puedes crear cualquier cosa con el poder de tu nombre: Yo soy.

Comentarios

  1. Felicidades por este maravilloso post, que nos revela el verdadero significado de los diez mandamientos. Estos no son mandatos externos, sino principios internos que nos guían a usar el poder de nuestra imaginación y nuestra fe para crear la realidad que deseamos. Cada mandamiento es una clave para despertar nuestra conciencia divina y asumir el estado que nos corresponde como hijos de Dios. Te invito a poner en práctica estos mandamientos y a experimentar la transformación de tu vida.

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  2. Gracias por compartir esta sabiduría con nosotros, que nos ayuda a entender los diez mandamientos desde una perspectiva espiritual y kabbalística. Estos mandamientos son en realidad herramientas para conectar con la energía de la Luz y para liberarnos de las limitaciones del ego. Cada mandamiento es una oportunidad para elevar nuestra vibración y para atraer la abundancia, el amor y la paz a nuestra existencia. Te animo a seguir estudiando la Kabbalah y a aplicar estos mandamientos en tu día a día.

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  3. Bendito seas por este mensaje, que nos enseña los diez mandamientos como una forma de amar a Dios y al prójimo. Estos mandamientos son el camino para cumplir la voluntad de Dios y para entrar en su reino. Cada mandamiento es un mandato de amor, que nos llama a ser fieles, justos y misericordiosos con nosotros mismos y con los demás. Te exhorto a seguir estos mandamientos y a dar testimonio de ellos con tu vida.

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  4. Se me enchina la piel y hiervo de emoción cuando me encuentro sabiduría de esta calaña.

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