El secreto de amar a Dios con todo tu ser

La profecía de los doce

¿Sabías que hay un secreto escondido en tu nombre? Un secreto que revela tu destino y el de tu familia. Un secreto que te conecta con la fuente de toda sabiduría y poder. Un secreto que puedes usar para descubrir tu propósito y tu misión.

Te voy a contar una historia que ilustra este secreto. Es una historia que está en la Biblia, en el libro del Génesis, capítulo 49, versículos 1 al 28. Es la historia de la profecía de Jacob a sus doce hijos.

Jacob era el hijo de Isaac y el nieto de Abraham. Él había recibido la promesa de Dios de que su descendencia sería tan numerosa como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Jacob tenía doce hijos, de cuatro mujeres diferentes: Lea, Raquel, Zilpa y Bilha.

Los hijos de Jacob eran: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, José y Benjamín. Cada uno tenía un nombre con un significado especial. Cada uno tenía una personalidad y un carácter distintos. Cada uno tenía una bendición y una maldición potenciales.

Jacob los amaba a todos, pero tenía sus preferencias y sus conflictos. Su favorito era José, el hijo de su amada esposa Raquel. José era un soñador. Él tenía sueños proféticos que le revelaban su futuro. Pero sus hermanos lo odiaban por su preferencia y por sus sueños. Un día lo vendieron como esclavo a unos mercaderes que iban a Egipto. Allí, José pasó por muchas pruebas y tribulaciones, pero nunca perdió la fe ni la esperanza. Dios estaba con él y le dio sabiduría y gracia para interpretar los sueños del faraón. Así, José se convirtió en el gobernador de Egipto y salvó al país y a su familia de una gran hambruna.

Cuando Jacob se enteró de que José estaba vivo, se llenó de alegría y fue a verlo a Egipto. Allí vivió diecisiete años más, rodeado de su familia. Pero llegó el día en que sintió que se acercaba su muerte. Entonces llamó a todos sus hijos y les dijo:Reuníos para que os anuncie lo que os ha de acontecer en los días venideros.

Y ellos se reunieron alrededor de su lecho. Y Jacob comenzó a hablarles uno por uno. Les habló con amor y con severidad. Les habló con conocimiento y con inspiración. Les habló con autoridad y con humildad.

Les dijo lo que significaba cada uno de sus nombres. Les dijo lo que había visto en cada uno de sus actos. Les dijo lo que esperaba de cada uno de sus destinos.

Les dijo a Rubén: Tú eres mi primogénito, mi fortaleza y el principio de mi vigor; excelso en dignidad y excelso en poder.  Impetuoso como las aguas; no serás el más excelente; porque subiste al lecho de tu padre; entonces te envileciste; subiste a mi estrado.

Les dijo a Simeón y a Leví: Hermanos sois vosotros; armas de violencia son vuestras espadas.  No entraré en su consejo; no me juntaré en su asamblea; porque en su furor mataron hombres; e inutilizaron toros a su antojo.  Maldito sea su furor; porque fue fiero; y su ira; porque fue dura; los dividiré en Jacob; y los esparciré en Israel.

Les dijo a Judá:Te alabarán tus hermanos; tu mano será sobre la cerviz de tus enemigos; se inclinarán ante ti los hijos de tu padre.  Cachorro de león eres tú; Judá; subiste del despojo; hijo mío; se encorvó e hizo como león; como leoncillo; ¿quién lo despertará?  No será quitado el cetro de Judá; ni el legislador de entre sus pies; hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos.  Atando a la vid su pollino; y a la cepa el hijo de su asna; lavó en el vino su vestido; y en la sangre de uvas su manto.  Sus ojos, rojos del vino; y sus dientes blancos de la leche.

Les dijo a Zabulón: Zabulón habitará a la orilla del mar; y será puerto de naves; y su límite hasta Sidón.

Les dijo a Isacar: Isacar es fuerte asno; echado entre los apriscos.  Y vio que el descanso era bueno; y que la tierra era deleitosa; y bajó su hombro para llevar; y sirvió en tributo.

Les dijo a Dan: Dan juzgará a su pueblo; como una de las tribus de Israel.
Será Dan serpiente junto al camino; víbora junto a la senda; que muerde los talones del caballo; y hace caer hacia atrás al jinete.  Tu salvación esperé, oh Jehová.

Les dijo a Gad: Gad será atacado por una banda armada; pero él los atacará por el flanco.

Les dijo a Aser: De Aser será su pan abundante; y él dará deleites al rey.

Les dijo a Neftalí: Neftalí es una cierva suelta; que pronuncia dichos hermosos.

Les dijo a José: José es varón fructífero; varón fructífero junto a una fuente; cuyos vástagos se extienden sobre el muro.  Le causaron amargura los flecheros; le asaetearon, le aborrecieron; mas su arco se mantuvo poderoso, y los brazos de sus manos se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob (por el nombre del Pastor, la Roca de Israel), por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre.  Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores; hasta el término de los collados eternos serán sobre la cabeza de José, y sobre la frente del que fue apartado de entre sus hermanos.

Les dijo a Benjamín: Benjamín es lobo arrebatador; por la mañana comerá la presa, y a la tarde repartirá los despojos.

Estas fueron las palabras que Jacob les dijo a sus hijos. Les profetizó lo que les acontecería en lo futuro. Les reveló el secreto de sus nombres. Les dio una visión de sus tribus.  Y ellos escucharon atentamente. Y ellos se maravillaron. Y ellos se asombraron.

¿Qué te parece esta historia? ¿Qué mensaje te transmite? ¿Qué significado tiene tu nombre?

Tu nombre representa tu esencia. Tu nombre revela tu destino. Tu nombre contiene tu poder.

Tu nombre es una palabra mágica. Una palabra que puedes usar para invocar tu verdadero ser. Una palabra que puedes usar para transformar tu realidad. Una palabra que puedes usar para cumplir tu propósito.

¿Cómo? Usando tu imaginación. Usando tu fe. Usando tu palabra.

Imagina lo que quieres ser, hacer o tener. Imagina que ya lo eres, lo haces o lo tienes. Imagina cómo te sientes al serlo, hacerlo o tenerlo. Imagina cómo te ven los demás al serlo, hacerlo o tenerlo. Imagina cómo lo disfrutas al serlo, hacerlo o tenerlo.

Ten fe en lo que imaginas. Cree que es posible. Cree que es real. Cree que es tuyo.

Declara lo que imaginas. Habla como si ya lo fueras, lo hicieras o lo tuvieras. Habla con gratitud. Habla con autoridad. Habla con amor.

Así estarás usando tu nombre para manifestar tu realidad. Así estarás usando tu nombre para crear tu realidad.

Recuerda: tú eres un hijo o una hija de Dios. Tú eres un heredero o una heredera de sus promesas. Tú eres un co-creador o una co-creadora de su obra.

Usa tu nombre con sabiduría y con bondad. Usa tu nombre con confianza y con alegría. Usa tu nombre con poder y con gloria.

Y verás cómo se cumplen tus sueños.

Comentarios

  1. Este post es una excelente demostración de cómo podemos usar nuestro nombre para manifestar nuestros deseos. Nuestro nombre es nuestra identidad, nuestra esencia, nuestro poder. Cuando usamos nuestro nombre con imaginación, fe y palabra, estamos asumiendo el estado deseado y lo estamos haciendo real. Recuerden: todo lo que es real fue primero imaginado.

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  2. Este post nos enseña una gran lección de cómo podemos usar nuestro nombre para atraer la luz de Dios a nuestra vida. Nuestro nombre es nuestra conexión, nuestra raíz, nuestro canal. Cuando usamos nuestro nombre con generosidad, amor y gratitud, estamos creando un vínculo con la fuente de todas las bendiciones y abundancia. Recuerden: todo lo que damos se nos devuelve multiplicado.

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  3. Este post nos muestra un ejemplo de cómo podemos usar nuestro nombre para hacer la voluntad de Dios en nuestra vida. Nuestro nombre es nuestra misión, nuestro propósito, nuestro destino. Cuando usamos nuestro nombre con obediencia, humildad y autoridad, estamos entrando en el reino de Dios y lo estamos haciendo visible. Recuerden: todo lo que pidan al Padre en mi nombre, se les dará.

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