El secreto de amar a Dios con todo tu ser

La bendición de la mano derecha

¿Sabías que hay un poder oculto en tu mano derecha? Un poder que puede cambiar tu destino y el de tus seres queridos. Un poder que te conecta con la fuente de toda abundancia y felicidad. Un poder que puedes usar para crear la realidad que deseas.

Te voy a contar una historia que ilustra este poder. Es una historia que está en la Biblia, en el libro del Génesis, capítulo 48, versículos 13 al 20. Es la historia de la bendición de Jacob a sus nietos Efraín y Manasés.

Jacob era el hijo de Isaac y el nieto de Abraham. Él había recibido la promesa de Dios de que su descendencia sería tan numerosa como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Jacob tenía doce hijos, pero su favorito era José, el hijo de su amada esposa Raquel.

José era un soñador. Él tenía sueños proféticos que le revelaban su futuro. Pero sus hermanos lo odiaban por su preferencia y por sus sueños. Un día lo vendieron como esclavo a unos mercaderes que iban a Egipto. Allí, José pasó por muchas pruebas y tribulaciones, pero nunca perdió la fe ni la esperanza. Dios estaba con él y le dio sabiduría y gracia para interpretar los sueños del faraón. Así, José se convirtió en el gobernador de Egipto y salvó al país y a su familia de una gran hambruna.

José tenía dos hijos: Efraín y Manasés. Ellos nacieron en Egipto, de su esposa Asenat, hija del sacerdote de On. José los amaba mucho y los educó en el conocimiento del Dios de sus padres.

Cuando Jacob se enteró de que José estaba vivo, se llenó de alegría y fue a verlo a Egipto. Allí vivió diecisiete años más, rodeado de su familia. Pero llegó el día en que sintió que se acercaba su muerte. Entonces llamó a José y le dijo:Trae a tus hijos, que quiero bendecirlos.

José tomó a sus hijos y los llevó ante su padre. Jacob los abrazó y los besó, y les dijo:Nunca pensé que volvería a ver tu rostro; y he aquí que Dios me ha hecho ver también a tus hijos.

Luego Jacob le dijo a José:Yo soy tu padre Jacob, a quien Dios cambió el nombre por Israel. Dios me apareció en Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo, y me dijo: He aquí, te haré fructificar y te multiplicaré, y te pondré por multitud de pueblos, y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.

Ahora pues, tus dos hijos Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto antes que viniese a ti a Egipto, míos son; como Rubén y Simeón serán míos.  
Y los hijos que hayas engendrado después de ellos serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades. Y yo, cuando venía de Padán-aram, se me murió Raquel en la tierra de Canaán, en el camino, como media legua de tierra viniendo a Efrata; y la sepulté allí en el camino de Efrata, que es Belén.

Alzando luego Jacob sus ojos, vio a los hijos de José; y dijo: ¿Quiénes son éstos?

Y José respondió a su padre: Son mis hijos, que Dios me ha dado aquí. Y él dijo: Acércalos ahora a mí para que los bendiga.

Los ojos de Israel se habían oscurecido por la vejez; no podía ver bien. Entonces José los acercó a él; y él les besó y les abrazó.

Y dijo Israel a José: No pensaba yo ver tu rostro; pero he aquí Dios me ha hecho ver también a tu descendencia.

Entonces José los tomó de entre sus rodillas, y se inclinó a tierra.

Y tomó José a los dos, a Efraín en su mano derecha, a la izquierda de Israel, y a Manasés en su mano izquierda, a la derecha de Israel; y los acercó a él.

Pero Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su mano izquierda sobre la cabeza de Manasés, colocando así sus manos adrede, aunque Manasés era el primogénito.

Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me ha sustentado desde que yo soy hasta este día, el ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos jóvenes; y sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Abraham e Isaac; y multiplíquense en gran manera en medio de la tierra.

Al ver José que su padre ponía su mano derecha sobre la cabeza de Efraín, le desagradó; y asió la mano de su padre, para cambiarla de sobre la cabeza de Efraín a la cabeza de Manasés.

Y dijo José a su padre: No así, padre mío, porque éste es el primogénito; pon tu mano derecha sobre su cabeza.

Mas su padre no quiso, y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; también él vendrá a ser un pueblo, y será también engrandecido; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia formará multitud de naciones.

Y los bendijo aquel día, diciendo: En ti bendecirá Israel, diciendo: Hágate Dios como Efraín y como Manasés. Y puso a Efraín antes que a Manasés.

¿Qué te parece esta historia? ¿Qué mensaje te transmite? ¿Qué significado tiene la mano derecha?

La mano derecha representa el poder creativo de Dios. Es el poder que da vida, que bendice, que multiplica. Es el poder que impone la realidad superior sobre la inferior. Es el poder que hace realidad los sueños.

Jacob usó su mano derecha para bendecir a Efraín, el menor de los hijos de José. Él vio más allá de las apariencias y las convenciones humanas. Él vio el plan divino para sus nietos. Él vio que Efraín sería más grande que Manasés. Él vio que Efraín sería una multitud de naciones. Él vio que Efraín sería como él mismo: un soñador.

Jacob usó su mano derecha para transmitir la promesa de Dios a sus descendientes. Él les dio una herencia espiritual. Él les dio una identidad. Él les dio una misión. Él les dio una visión.

Tú también tienes ese poder en tu mano derecha. Tú también puedes bendecir tu vida y la de tus seres queridos. Tú también puedes crear la realidad que deseas.

¿Cómo? Usando tu imaginación. Usando tu fe. Usando tu palabra.

Imagina lo que quieres ser, hacer o tener. Imagina que ya lo tienes. Imagina cómo te sientes al tenerlo. Imagina cómo te ven los demás al tenerlo. Imagina cómo lo disfrutas al tenerlo.

Ten fe en lo que imaginas. Cree que es posible. Cree que es real. Cree que es tuyo.

Declara lo que imaginas. Habla como si ya lo tuvieras. Habla con gratitud. Habla con autoridad. Habla con amor.

Así estarás usando tu mano derecha para bendecir tu realidad. Así estarás usando tu mano derecha para crear tu realidad.

Recuerda: tú eres un hijo o una hija de Dios. Tú eres un heredero o una heredera de sus promesas. Tú eres un co-creador o una co-creadora de su obra.

Usa tu mano derecha con sabiduría y con bondad. Usa tu mano derecha con confianza y con alegría. Usa tu mano derecha con poder y con gloria.

Y verás cómo se cumplen tus sueños.

Comentarios

  1. Este post es una maravillosa ilustración de cómo podemos usar nuestro poder creativo para manifestar nuestros deseos. La mano derecha simboliza la imaginación, que es Dios en acción. Cuando imaginamos lo que queremos con sentimiento y convicción, estamos bendiciendo nuestra realidad y la de los demás. Estamos asumiendo el estado deseado y lo estamos haciendo real. Recuerden: todo lo que es real fue primero imaginado.

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  2. Este post nos enseña una gran lección de cómo podemos atraer la luz de Dios a nuestra vida y la de nuestros seres queridos. La mano derecha representa el compartir, que es la esencia de Dios. Cuando compartimos lo que tenemos y lo que somos con generosidad y amor, estamos bendiciendo nuestra realidad y la de los demás. Estamos creando un canal para recibir más bendiciones y abundancia. Recuerden: todo lo que damos se nos devuelve multiplicado

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  3. Este post nos muestra un ejemplo de cómo podemos hacer la voluntad de Dios en nuestra vida y la de nuestros seres queridos. La mano derecha significa la obediencia, que es el camino a Dios. Cuando obedecemos lo que Dios nos dice en nuestro corazón y en su palabra, estamos bendiciendo nuestra realidad y la de los demás. Estamos entrando en el reino de Dios y lo estamos haciendo visible. Recuerden: todo lo que pidan al Padre en mi nombre, se les dará.

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