El secreto de amar a Dios con todo tu ser

¿Cómo puedes ser uno de los elegidos de Dios?

¿Te has preguntado alguna vez por qué hay personas que parecen tenerlo todo y otras que sufren constantemente? ¿Por qué hay personas que son bendecidas y otras que son maldecidas? ¿Por qué hay personas que son amadas y otras que son odiadas?

Muchos creen que esto se debe a la voluntad de Dios, que él elige a unos y rechaza a otros, que él favorece a unos y castiga a otros, que él tiene un plan para unos y no para otros.

Pero esto no es así. Dios no es un ser caprichoso que juega con nuestras vidas. Dios no es un tirano que nos impone su voluntad. Dios no es un juez que nos condena o nos absuelve.

Dios es amor. Y el amor no fuerza, no impone, no condena. El amor respeta, permite, libera.

Entonces, ¿qué determina nuestra suerte en la vida? ¿Qué hace que seamos bendecidos o maldecidos? ¿Qué hace que seamos amados u odiados?

La respuesta es simple: nuestra imaginación.

La imaginación es el poder creador de Dios en nosotros. La imaginación es la facultad que nos permite dar forma a nuestra realidad. La imaginación es la herramienta que nos permite manifestar nuestros deseos.

Todo lo que vemos en el mundo exterior es el reflejo de lo que imaginamos en nuestro mundo interior. Todo lo que experimentamos en nuestra vida es el resultado de lo que asumimos como verdadero en nuestra mente. Todo lo que somos y tenemos es el efecto de lo que sentimos y creemos en nuestro corazón.

Esto es lo que nos enseña el relato del Génesis. Dios vio que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal (Génesis 6:5). Esto significa que los hombres imaginaban constantemente cosas negativas, destructivas y egoístas. Esto significa que los hombres asumían como verdadero lo peor de sí mismos y de los demás. Esto significa que los hombres sentían y creían que eran malos y merecían sufrir.

¿Qué hizo Dios ante esta situación? Se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón (Génesis 6:6). Esto significa que Dios reaccionó ante la imaginación de los hombres. Esto significa que Dios expresó su tristeza y su compasión por los hombres. Esto significa que Dios mostró su amor y su justicia al tratar con los hombres.

Dios decidió enviar un diluvio para destruir a toda la humanidad, excepto a Noé y su familia, que hallaron gracia ante sus ojos (Génesis 6:8). Esto significa que Dios respetó la elección de los hombres. Esto significa que Dios permitió las consecuencias de la imaginación de los hombres. Esto significa que Dios liberó a los hombres de su propia maldición.

Pero también significa que Dios preservó a los que imaginaban diferente. Noé era un hombre justo y perfecto en sus generaciones; Noé andaba con Dios (Génesis 6:9). Esto significa que Noé imaginaba constantemente cosas positivas, constructivas y generosas. Esto significa que Noé asumía como verdadero lo mejor de sí mismo y de los demás. Esto significa que Noé sentía y creía que era bueno y merecía bendición.

Noé fue uno de los elegidos de Dios porque él eligió a Dios con su imaginación. Noé fue bendecido por Dios porque él bendijo a Dios con su mente. Noé fue amado por Dios porque él amó a Dios con su corazón.

¿Y tú? ¿Qué imaginas en tu vida? ¿Qué asumes como verdadero en tu mente? ¿Qué sientes y crees en tu corazón?

Si quieres ser uno de los elegidos de Dios, si quieres ser bendecido por Dios, si quieres ser amado por Dios, solo tienes que hacer una cosa: imaginarlo.

Imagina lo que quieres ser, tener o hacer en tu vida. Asume como verdadero lo que deseas manifestar en tu realidad. Siente y cree lo que esperas experimentar en tu existencia.

No importa lo que veas en el mundo exterior, no importa lo que digan los demás, no importa lo que te hayan enseñado. Lo único que importa es lo que imaginas en tu mundo interior.

Imagina con fe, con confianza, con alegría. Imagina con detalle, con intensidad, con persistencia. Imagina con amor, con gratitud, con armonía.

Y verás cómo tu imaginación se hace realidad. Verás cómo tu realidad se transforma según tu imaginación. Verás cómo tu vida se llena de bendición según tu imaginación.

Así es como puedes ser uno de los elegidos de Dios. Así es como puedes ser uno con Dios.

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